Creas lo que crees. ¿En qué mundo quieres vivir?
El momento que vivimos hoy, me ha llevado a pensar en algunas cosas, que las escribo para poderlas compartir. No hace falta ser un erudito en el tema, para darnos cuenta que lo que esta pasando hoy en día, con esto del virus y del aislamiento, a más de uno la ha golpeado con fuerza. Y para aplacar un poco ese golpe, he decidido escribir algo para la gente que tenga tiempo de leer; éstas son algunas cosas que me he puesto a cuestionar estos días.
Nuestro cuerpo internamente tiene una homeostasis química, misma que responde en gran parte a la forma en la que pensamos y sentimos día a día; por ejemplo si estoy en la playa disfrutando del sol, del mar y de la arena, me olvido del tiempo y del espacio y solamente de dedico a vivir ese momento, internamente nuestro cuerpo genera serotonina (que es la hormona de la felicidad) que nos dará un estado de bienestar y tranquilidad. Otro ejemplo puede ser que estamos en medio de una selva y de pronto aparece un león que nos quiere devorar, nuestro cuerpo va a generar adrenalina y cortisol (que son las hormonas del estrés / supervivencia) para activar en nosotros un sistema de huída, función necesaria para preservar nuestra existencia. Al igual que el león, este virus tiene a la mayoría de personas es un estado de supervivencia, lo que quiere decir que sus niveles de adrenalina y cortisol no están aportando al equilibrio y bienestar de su cuerpo.
Y todo esto se alimenta, repito, desde nuestros pensamientos y sentimientos; la mayoría de nosotros estamos con nuestra mente en otro lado y solo nuestro cuerpo esta en casa (#mequedoencasa pero no me desenchufo del mundo virtual) porque nos estamos alimentado a cada momento, de pensamientos como: cual será el número de casos, el número de muertes, hasta cuando vamos a estar encerrados, por que me toco vivir esto a mí, como voy a pagar mis cuentas a fin de mes, y un largo etc. Qué LEÓN tan grande que estamos creando, y lo peor de todo es, que parece que no vamos a poder escapar.
Te invito a pensar, hace cuanto que no tenias tiempo para ti, hace cuanto que no te sentaste con calma a saborear los alimentos de tu desayuno, sin la presión del tengo que…, hace cuanto que no disfrutabas de una charla con la gente con la vives en casa, o hace cuanto que volviste a ser niño y practicar la suma con los dedos (mientras ayudas con las tareas de los más pequeños de casa). Si lo vemos de esa manera, tan malo no es.
Ahora quiero ir un poco más profundo; El Dr. Irvin Kirsch, llevó a cabo una investigación con personas sentenciadas a pena de muerte. Tomo al reo y le dijo -Tu sentencia seré morir desangrado, te vamos a recostar en una camilla, te ataremos los brazos y te cortaremos las venas de las muñecas, y después de unas horas vas a morir desangrado- a continuación le taparon los ojos, le recostaron en la camilla, le hicieron un rasguño en las muñecas, (una lesión en su piel que no llego a sangrar) y le pusieron un catéter cerca de las muñecas, que le hacia sentir al reo que la sangre (un liquido de la misma densidad y temperatura de la sangre) de su cuerpo caía, y para terminar le pusieron 2 platos de metal, en los cuales caerían las gotas de éste liquido. El experimento inició, las gotas en los platos de metal empezaron a sonar, toc, toc, toc, toc, y después de unas horas adivinen qué paso… Pues sí, el hombre murió desangrado, sin perder una sola gota de sangre de su cuerpo. ¿Qué pasó? La sugestión a la que fue sometido fue tan poderosa que su pensamiento la aceptó como real, y eso le produjo la muerte.
Ahora te pregunto. ¿Has escuchado cuales son los síntomas del coronavirus? ¿Te han dicho que el virus está en el aire? ¿Has leído que es una enfermedad muy complicada si tus condiciones no son buenas? ¿NO SERÁ QUE TU MISMO TE ESTAS SUGESTIONANDO PODEROSAMENTE? ¿Has podido comprobar con tu propia experiencia o vivencias, que las noticias que ves, la información que lees y los audios que escuchan, son reales? Mientras estamos en aislamiento, piensa, ¿con que vas a alimentar tus pensamientos?
Yo, me quedaré en casa, por que así lo ha decido el mundo, pero mientras estoy en casa, prefiero armar mi película en una playa paradisíaca con sol, arena y mar y no seguir alimentando un león que me quiere comer.